Fíjate bien, es posible que no estés realmente hambriento. Quizá con una porción menor tus necesidades alimenticias queden cubiertas y la sensación de hambre desaparezca. Por ejemplo, puedes comer muy lento, masticando bien cada trozo, y siendo muy consciente de disfrutar cada bocado que estás tomando.
Comer despacio, y masticar despacio, incrementará el disfrute de los sabores en tu boca. Esto ayuda a que tu estómago se sienta pleno mucho antes de lo habitual. Y cómo notas que tu estómago ya no está vacío, es más fácil reducir la cantidad de comida que tomas. De este modo dejas antes de comer, sin esfuerzo, sólo con conciencia.
Puedes sentirte relajado y aliviado, libre de tensiones, estrés, y de un hambre excesiva. Tu mente inconsciente, y el desarrollo de tu consciencia son tus dos mejores aliados en tu elección de perder peso, y ganar vitalidad y hábitos saludables.
Es posible sentirte bien con menos cantidad de comida, y con alimentos cada vez más sanos. De este modo te vas a ir sintiendo cada vez más orgulloso por cada kilo que pierdes, por cada momento que te dedicas a realizar algún ejercicio, y cada vez en que eliges un alimento saludable. Tu confianza en que lo vas a conseguir se va desarrollando.
Así vas rompiendo los patrones que te han llevado al sobrepeso, y a los riesgos para la salud que eso conlleva. Tú deseas perder peso, y puedes conseguirlo, ganando salud, vitalidad y autoestima.
Vas a poder mantener tu plan de adelgazamiento saludable sin necesidad de esfuerzos dolorosos o sufrimiento, a través del amor, y la ruta de menor resistencia. Cuanto más consciente eres de cada bocado que entra en tu cuerpo más difícil es tomar malas elecciones tanto por calidad como por cantidad. Sencillamente te irás sintiendo seguro y confiado, libre de tensiones, estrés y malos hábitos. De este modo la pérdida de peso se hará consistente y permanente.
De esta forma vas comprendiendo que aunque en el pasado recurriste a comer de más cuando sentías tensiones, ahora ya no es necesario, tienes nuevas herramientas y una nueva interpretación. No es necesario volver a comer con prisa y poca conciencia. Vas desarrollando tu habilidad para comer lento, en ocasiones, muy lento. A hacer pequeñas pausas durante la comida, para saber cómo te vas sintiendo momento a momento.
Esta es una forma efectiva de respetar tu cuerpo, mejorar tu comunicación con él. Escucharlo, cuidarlo y nutrirlo siempre desde el amor y la atención plena a la situación real, no a miedos del pasado, o fantasmas del futuro. Ya no tienes necesidad de sentirte hambriento, cuando sencillamente estás enfadado, o triste. Comienzas a disfrutar de cada comida, sin necesidad de saltarte el plan previsto, y cuidando el tipo de alimentos y preparación que a tu cuerpo, a tu mente, le sientan bien. Los que producen energía, vitalidad y salud.
Cada vez que vayas tomando estas elecciones, y repitiendo estos procesos, se irá desarrollando en ti la confianza de conseguir tus objetivos de perder peso. De este modo la pérdida es gradual, estable y sana. Además te resultará más fácil incluso en situaciones sociales y familiares, o ante cualquier situación que se te presente.
Y desde ese momento, en lugar de estar obsesionado y temeroso con comer en exceso y no hacer ejercicio, comenzarás a apreciar cada kilo que vas perdiendo, no como un sacrificio sino como un regalo que te haces, como el que deja ir algo que ya no sirve. Y continuando poco a poco con este proceso de consciencia, de pequeños pasitos, de amor incondicional y confianza, tus objetivos están cada vez más y más cerca.
Deja tu comentario