Quizá te sorprenda saber que la vida cotidiana ya supone un consumo de calorías, y que es posible que estés más cerca de tus objetivos de lo que ahora mismo eres consciente.

No hace falta que vayas al gimnasio si no quieres, pero no te quedes quieto, por favor.Mira este es un ejemplo de una persona de 70 kilos que realiza una actividad durante 1 hora.

Gasto calórico bajo

● Dormir – 71 kilo calorías por hora
● Ver tele – 82 kilo calorías por hora
● Aplaudir – 100 calorías por hora
● Comer – 105 calorías por hora
● Coser – 107 calorías por hora
● Amamantar – kilo calorías por hora
● Bañarse – 120 calorías por hora
● Trabajar en oficina – 121 calorías por hora
● Cocinar – 128 calorías por hora
● Limpiar la casa – 157 calorías por hora
● Cuidar a los niños – 157 calorías por hora
● Empujar el cochecito de un bebé – 160 calorías por hora

Gasto calórico medio

● Lavar la ropa – 214 calorías por hora
● Dar un masaje – 220 calorías por hora
● Caminar a paso normal – 229 calorías por hora
● Pintar – 240 calorías por hora
● Cuidar/limpiar el jardín – 250 calorías por hora
● Pasear al perro – 300 calorías por hora
● Bailar – 393 calorías por hora
● Correr – 472 calorías por hora

Gasto calórico alto

● Caminar en cuesta arriba a paso rápido 537 calorías por hora
● Subir las escaleras 620 calorías por hora
● Hacer el amor 700 calorías por hora (¡una hora seguida, sin trampas!)

¿Sorprendido?, pues si a estas actividades le unes algo de atención para evitar tanto el exceso de sedentarismo, como la tendencia a usar el coche, la moto, o el ascensor, es muy posible que ya hayas comenzado tu rutina de ejercicio. Sin darte cuenta, sin sacrificio, ni sufrimiento.

Otra cuestión que va a ayudarte a mejorar tu afinidad con el movimiento físico, es mejorar tu toma de consciencia acerca de cada oportunidad que tengas de ponerte en pié y caminar. Ya sean cinco pasos, o una caminata, cuando se realiza desde un estado de consciencia todo cambia. Puedes considerar cada desplazamiento grande o pequeño como una oportunidad para realizar una meditación en movimiento.

… cuando vas desde la mesa al baño
… cuando te levantas en el trabajo para llevar algo a un compañero
… cuando entras y sales del trabajo
… cuando vas desde la cocina al dormitorio
… cuando te diriges al autobús o el metro
… cuando acompañas a tus hijos al colegio

En lugar de desplazarte de modo automático, y siempre pensando en lo que vas a hacer cuando llegues al otro lugar, o si te falta tiempo, haz cada paso con conciencia de cuántos músculos han de coordinarse y ejecutarse para hacer algo tan sencillo como dar un paso. Si puedes camina despacio hasta que logres tomar este tipo de consciencia, si has de caminar apresurado, duplica tu intención de estar atento al hecho de moverse y cómo tu cuerpo agradece el ejercicio.